Por Carlos Thays
Desde el inicio, mi objetivo fue diseñar el parque de La Finca de los Viñedos Imposibles de manera que honrara la majestuosidad del paisaje circundante y complementara la obra de la naturaleza, enfrentando el doble desafío de integrarlo y al mismo tiempo destacarlo dentro de su entorno.
Los viñedos y el agua fueron concebidos como los protagonistas principales del parque. La arquitectura de los elementos desempeñó un papel crucial al estructurar el jardín: escalones, muros de piedra, acequias y estanques, todos construidos con materiales locales como piedra y madera de cardón.
La disposición de los espacios como el rosedal, el giardino segreto, las fuentes de agua, las acequias y la huerta generan interés e invitan a ser explorados.
La ubicación estratégica de fuentes de agua, acequias y estanques proporciona una sensación de frescor durante los días calurosos del verano. Los viñedos se integran armoniosamente al jardín, cumpliendo una función estética y utilitaria a la vez.
El corral circular de piedra no solo sirve para proteger las llamas de los pumas, sino que también crea expectativa al acercarse al casco de la finca.
Se combinaron plantas autóctonas con flores exóticas como lavandas de Francia y rosales de Rio Negro, reflejando la diversidad de tonalidades de las montañas que rodean al parque.
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